A menudo pensamos que las cosas no pueden avanzar más. ¿Qué mas queda por inventar? Pensamos y pensamos y no encontramos nada que no exista. Qué equivocados estamos…
En este artículo explicaremos los principales aspectos que, según nuestro punto de vista, van a afectar en gran medida en cómo las empresas industriales funcionan y se relacionan con sus clientes y proveedores.
Un cambio de paradigma: de la industria 4.0 a la 5.0
Hoy en día lo tenemos muy fácil: abrimos el ordenador, buscamos en internet el producto que queremos, lo compramos y en un par de días lo tenemos en casa. No creo que seamos realmente conscientes de todos los procesos que se han desarrollado para llegar a este punto de comodidad. En menos de dos días podemos tener el producto que queramos en casa, un proceso que hace tan sólo unas décadas parecía impensable.
Pero para saber cómo hemos llegado a este punto de comodidad nos tenemos que remontar en el tiempo hasta hace unos pocos siglos, cuando se inventó la máquina de vapor y se empezó a aprovechar la fuerza de los ríos mediante turbinas. Estas tecnologías que ahora nos parecen muy rudimentarias desarrollaron la primera industria que supuso uno de los mayores logros de la humanidad.
El descubrimiento de la electricidad por parte de Thomas Alva Edison el año 1879 fue el protagonista de la que sería la segunda revolución industrial. En la primera mitad del siglo XX las grandes fábricas empezaron a nacer y las máquinas ganaron productividad, se aumentó la potencia y se redujeron aún más los costes. Con la aplicación de la electricidad en la industria empezó una auténtica carrera tecnológica que tras más de un siglo, parece que no tendrá fin.
Unos años más tarde, en los años setenta, nos encontramos en un punto donde tenemos sistemas de producción eléctricos, las industrias están centradas en potenciar las economías de escala, el comercio internacional y la globalización están en pleno crecimiento y la demanda se rige en base a la oferta. Entonces, ¿cuál era el siguiente eslabón? La automatización por supuesto.
Surgieron los primeros softwares que controlaban la producción y los chips vieron por primera vez la luz. El protagonista en este caso fueron los dispositivos electrónicos.
Desde hace unas pocas décadas empezamos a oír cosas sobre la Inteligencia Artificial, la impresión en 3D, los robots autónomos… Lo que hace aparentemente poco nos parecían cosas futuristas, hoy en día son ya una realidad. ¿Estamos ya en la cuarta revolución industrial? Nosotros creemos que sí.
Hoy en día lo que se pretende es combinar lo físico con lo virtual, estamos en el momento en el que (casi) todo se informatizará.
Lo que está por venir es la industria 5.0.
Se calcula que esta nueva etapa entrará en pleno funcionamiento en la década de 2030. Las principales características que podemos entrever que tendrá esta nueva industria son la aplicación de todo lo incorporado anteriormente para ofrecer un nuevo modelo de personalización.
En este nuevo modelo, los consumidores ya no sólo buscan comprar aún más barato, sino comprar más personalizado.
El trabajador cada vez más digitalizado
En el apartado anterior hemos hecho hincapié en cómo la industria 5.0 pasará de fabricar en más a fabricar personalizado. Esta transformación provocará que las máquinas no realicen siempre las mismas tareas, adaptándose a las necesidades de cada cliente. Por ese motivo se va a necesitar que el personal trabaje conjuntamente con las máquinas.
Esto nos llevará a tener un perfil cada vez más digitalizado del trabajador. Si antes nos servía que el empleado tuviera estudios superiores para realizar un trabajo, cada vez será más importante que sus competencias estén también digitalizadas.
Según la web equiposytalento.com en su artículo Las 10 soft skills mas demandadas por las empresas en 2021, este año tres de las diez competencias más demandadas tienen que ver con la digitalización del trabajador. Además de las Habilidades digitales y las Decisiones basadas en datos, también incluyen el Aprendizaje constante por la capacidad de aprender sobre nuevas tecnologías.
Traer la producción más cerca del consumidor
La globalización nos ha traído una infinidad de cosas buenas, como un mercado globalizado de mercancías y de trabajadores. Producir en un mercado más barato para luego exportar a un país con una economía más fuerte. Podemos ver en el día a día como las tiendas están repletas de ropa de Bangladesh, dispositivos electrónicos de China o de fruta de Brasil.
Parece ser que estábamos cegados por todo lo bueno que comporta un mercado global. Con la crisis del COVID-19, hemos abierto los ojos y hemos visto algunos fallos críticos de este modelo. Un problema en el país de origen comporta que no sólo una empresa, sino todo el mercado del país se vea afectado en sus exportaciones.
Durante el confinamiento mundial pudimos ver largas colas de camiones intentando cruzar las fronteras, o barcos vagando sin rumbo sin poder atracar en ningún puerto.
El accidente del canal de Suez hizo aún más evidente este problema. Un solo barco provocó que una de las principales rutas marítimas del planeta se viera afectada, llegando incluso a provocar aumentos en el precio del crudo en toda Europa.
El principal atractivo para las empresas para producir en países como China, la Índia, Bangaldesh o en menor medida, en el continente africano, es abaratar los costes. Pero con las nuevas mejoras tecnológicas, como la implantación del Internet of Things, la impresión en 3D, el Big Data o el desarrollo de robots autónomos, los costes de producción en terceros países están dejando de ser tan atractivos.
Ya en 2020 pudimos ver cómo algunas grandes empresas trasladaron su producción más cerca del consumidor.
Un ejemplo de este acercamiento es marca Heinz, la cual abrió una nueva planta de fabricación en Wigan, en el Reino Unido; o bien Mango u Orbea (marcas españolas), que también trasladaron la fabricación otra vez a territorio nacional.
El hecho de volver a producir cerca del consumidor comporta que las mercancías puedan ser entregadas en menor tiempo y que los costes de transporte bajen en picado.
Trabajos cada vez más cualificados
A través de la automatización y la digitalización de todos los procesos se mejorará la productividad y el rendimiento de las industrias. Estas nuevas tecnologías ya no requieren de mano de obra no cualificada y sin formación.
En cambio, aunque se destruyan esos puestos de trabajo, se requerirán de nuevos trabajos más cualificados. Estos trabajadores estarán destinados a no solo controlar el correcto funcionamiento de la maquinaria, sino a trabajar juntamente con estos sistemas para ofrecer un cierto nivel de personalización en los productos.
Sería incorrecto hablar de destrucción de puestos de trabajo. Los robots van a automatizar tareas repetitivas y poco productivas. Estos trabajos se van a transformar en trabajos más cualificados y mejor remunerados.
El auge de la Realidad Aumentada y la Realidad Virtual
Según Boston Consulting Group en 2022 el gasto en tecnologías de Realidad Virtual y Realidad Aumentada aumentará un 93,3% respeto a 2021.
A día de hoy para formar a un trabajador en determinadas tareas, se necesita llevarlo a unas instalaciones presenciales y utilizar un equipo real. Esto implica unos costes muy superiores si se comparan con el uso Realidad Aumentada y la Realidad virtual.
Al abaratar los costes formativos, las empresas podrán dedicar más tiempo en formar a los trabajadores. Del mismo modo, los trabajadores tendrán acceso a una enorme cantidad de información, ya que estas tecnologías permiten recrear escenarios muy diversos en pocos segundos, alcanzando un nivel de detalle muy preciso.
Pero el uso de estas tecnologías va mucho más allá del campo de la formación.
En el sector del mantenimiento industrial los operarios podrán tener acceso a la información en cuestión de segundos, pudiendo comparar las piezas en el plano real con las piezas originales según el fabricante, de modo que podrán reconocer rápidamente los desperfectos o las piezas fuera de lugar de manera muy ágil.
El campo del diseño es el otro gran beneficiado con estas tecnologías. Si bien actualmente el diseño por ordenador es mucho más cómodo y eficiente que el diseño de antaño, con la realidad virtual podremos visualizar los diseños en tiempo real, tendremos una mayor flexibilidad y lo más importante, nos podremos hacer a la idea de la escala de los proyectos.
Del modelo de producto al modelo de servicios
Gracias al Big Data, a la flexibilidad de la producción y a la automatización de la industria, el modelo de vender productos como si fueran servicios va ganando partidarios. Pero ahora os preguntaréis… ¿Para qué deberían las empresas vender los productos como si fueran servicios?
Imaginemos que la empresa A se dedica a vender madera a la empresa B. La empresa A recibe cada cierto tiempo una comanda de madera, y siempre suele ser de la misma cantidad. Saben exactamente lo que la empresa B demanda, y por ese motivo, en lugar de trabajar en base a pedidos puntuales, deciden establecer un modelo de suscripción mediante el cual, cada mes se suministre una cantidad fija de madera.
De producción masiva a producción personalizada
Hasta este momento todas las revoluciones industriales que han tenido lugar se han centrado en aumentar la cantidad de productos fabricados, mejorando la calidad y ganando un sustancial aumento de rendimiento tanto en la maquinaria como en los procesos, las tecnologías y la mano de obra.
Pero los consumidores actuales no sólo quieren comprar por un mejor precio y calidad, sino que requieren productos adaptados a ellos; productos con un cierto nivel de personalización.
Atrás ha quedado esa famosa frase de Henry Ford “Un cliente puede tener su automóvil del color que desee, siempre y cuando desee que sea negro”
Por ese motivo ahora no se habla ya de producción en masa, sino de personalización en masa.
La cooperación entre los trabajadores y las máquinas automatizadas, juntamente con la modularización de las máquinas permitirá conseguir este nivel de personalización sin perder rendimiento en las líneas de producción.
Las máquinas se encargarán de automatizar todo el proceso de fabricación, pero los trabajadores implementarán estas variaciones según las necesidades de cada cliente.
Respeto la modularización, las líneas de producción tendrán que ser adaptadas para poder cambiar rápidamente determinados módulos de manera rápida.
Realizar estos cambios supondrá una pérdida de minutos. ¿Cuánto tiempo se tarda actualmente en cambiar una sóla máquina en una cadena de montaje actual? En determinados casos puede llegar a tardar hasta horas.
Un ejemplo de esta personalización lo encontramos en Nike. Con la iniciativa Nike by You, se le da al consumidor la oportunidad de personalizar sus propios productos con un diseño único y exclusivo. En este caso podemos ver también que, aunque el producto tarde tres semanas en llegar (un tiempo muy superior a las 24/48h en los que suelen entregar los productos normales de Nike), la gente prefiere ser paciente a cambio de tener un producto personalizado.
Consultoría de formación para el sector industrial industrial
¿Estás buscando un partner especializado en formación industrial?
¿Buscas una empresa con experiencia reconocida en todo el territorio nacional?
¿Neceistas soluciones de formación en seguridad y salud laboral y/o en mantenimiento y montaje industrial?
Contacta con nosotros hoy mismo.
Pide información mediante el formulario o llamános al teléfono 973 184 377.
Responsable: ICF Índice Consultoría y Formación Finalidad: envío de publicaciones y ofertas así como correos comerciales. Legitimación: su consentimiento en este formulario. Destinatarios: ICF Índice Consultoría y Formación . Podrás ejercer tus Derechos de Acceso, Rectificación, Limitación, Oposición o Supresión de los datos en el correo info@indiceformacion.com. Para más información consulta nuestra Política de Privacidad.